2/26/2016

JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS - DIVAGACIÓN SENTIMENTAL


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DIVAGACIÓN SENTIMENTAL
31-3-1911

“El cronista no quiere hoy buscar como tema para sus habituales comentarios, la manoseada política, pero en cambio ha perdido ó le han perdido unos pañuelos, hecho histórico que para su vida íntima tiene tanta importancia como los discursos de Soriano ó Melquiades, para la historia de las cortes actuales. Vosotros conocéis seguramente á las lavanderas. Las lavanderas de Madrid visten á sus hijos, á sus viejos, á sus maridos, á sus amantes, con las prendas íntimas de los clientes. Un día desaparecen unos calzoncillos; otro, unos calcetines; mañana, unas enaguas; todos los días puños, cuellos, pañuelos, camisetas de punto. Hasta los más descuidados llegamos á notar la falta de tales aminículos. Y benévolos con los escamoteos, seguimos surtiendo á nuestras lavanderas de prendas de vestir.
Entre todas estas prendas anónimas, el cronista conservaba seis pañuelos sentimentales, bordados por una mano querida, con amor y diligencia. Apenas si se atrevía con ellos á sonarse las narices. Todos eran distintos y todos bellos, con la belleza que da un recuerdo roto, un deseo insatisfecho, una ilusión fallida. El cronista, huésped en todas las cosas, en el amor sobre todo, amaba sus pañuelos, que ostentaba orgulloso como el único salvamento de su naufragio. Pues bien; de esos seis pañuelos, cuatro no han vuelto á sus manos.
Se entrevistó con la lavandera, rogándola encarecidamente que procurase su captura. La señora lavandera habló de su honra y de su dignidad en términos tales, que el cronista, al no preguntar por esas prendas sino por las otras, dudó para sus adentros que todo eso formase el patrimonio moral de la astuta mujer.
Perdido el pleito, encastillada la lavandera en una honra absurda, y el cronista en su candidez de pensar en recuperar lo perdido, soportó, para final de sainete, entre una serie de tacos –los tacos de las lavanderas de Madrid- los consejos que siempre da la experiencia madura á la juventud alocada.
-Lo que pasa, señorito, es que esos pingos, ¡ya me entiende usté! les quitan los pañuelos de los bolsillos pa hacer colección. Y luego ¡velay! pagamos los probes.
En aquel momento histórico, era absolutamente absurdo el asero de la lavandera. Además es analfabeta la buena mujer. De conjetura en conjetura, no de otra suerte que los historiadores recomponen los acontecimientos pretéritos, he llegado á sospechar que, acaso, la buena mujer ha sido víctima de sus compañeras, las alfabetas, que buenamente la despojaron de mis pañuelos, que habrán ido á parar al bolso de algún tocayo de tufos y gorrilla, pañuelo rojo anudado al cuello, pantalón ancho y chaqueta ceñida, que leerá el Cuento semanal, de los amores de Vicente Pastor y que admirará á Carmen Andrés, con los dineros de su morganática ó legítima, la lavandera ladrona.
Y mientras escribo estos comentarios, harto de escribir todos los días de los señores políticos y de sus discursos hechos á parche y á tamboril, sobre todo á parche, advierto que alguno de esos espíritus superficiales que se toman la molestia de leerme, dirá para su capote que á él no le importa la divagación sentimental del cronista. A mí tampoco me importan otras mil cosas de las que tengo que reirme para ocultar con ese disfraz una lágrima resbalona y tímida. Más que el proceso Ferrer, más que Cobián se marche ó no se marche, me importaban a mi esos pañuelos, que se han perdido para siempre y que no tornaré a ver nunca. “

Madrid, Marzo 1911
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A modo de comentario

Cuando leí el capítulo de 'Los Pazos de Ulloa', con el capítulo del bueno de Julián revisando su ropa planchada, recordé un artículo de José Sánchez Rojas, que hacía poco me había hecho mucha gracia, y admirado su estilo y contenido.(*)
Ya casi no se entenderá la importancia de los pañuelos hasta no hace muchos años; 
pues, en la actualidad, han sido retirados con el uso mundial de los de papel. 
Y pensé, por ejemplo en Scarlett O'Hara, y el ofrecimiento oportuno de Rhett Butler. Y en las letras que se bordaban con esmero para los regalos del padre, del marido, del novio o de los hijos.
En fin. Que he querido hacer esta entrada, después de leer el resumen 
del Blog 'El cuento que no es cuento'
y como el escritor albense, un apoyo al trabajo de las lavanderas y planchadoras. 
https://www.youtube.com/watch?v=StA3uYhJpPU
Marisa Monte (LP 'MAIS', 1991)

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